El maíz, además de tener gran valor nutrimental, aporta muchos beneficios para la piel, nos comparte Elizabeth Rueda, creadora de la marca de cosmética natural IZAMAIZ.
“El maíz tiene múltiples aplicaciones en los productos de belleza. Ayuda a limpiar la cara y sirve como desinflamatorio, es un antioxidante natural, reduce el acné, regenera los tejidos y refuerza la formación de colágeno”, resalta.
Los comienzos de este proyecto se remontan ocho años atrás cuando Elizabeth fusionó su proyecto de elaboración de jabones, con su interés por el maíz, lo que la llevó a querer comunicar los beneficios cosméticos de esta planta.
“México es la cuna del maíz. Investigué que aplicaciones tiene en los cuidados de la piel, y al ver todos los usos y costumbres que hay alrededor de él, y la necesidad de rescatar y compartir nuestras tradiciones es que surgió la idea de desarrollar este producto”.
Fue así como dos años más tarde nació Amotli, hoy llamado IZAMAIZ en Ciudad Satélite, Estado de México, un proyecto que además de jabones, desarrolla exfoliantes y cremas corporales.
BELLEZA Y MAÍZ CRIOLLO
Esta empresaria mexiquense expone que su trabajo es parte de una red de alianza, en la que se le da gran importancia al cultivo y uso de maíz criollo, mediante una estrecha colaboración con los productores.
Para la elaboración de los jabones emplea harina de maíz criollo morado, rosa, amarillo y azul, la cual es producida por Occentlalli, un empresa familiar dedicada a la producción y venta de productos a base de maíz ubicada en Ocoyoacac, Estado de México. En el proceso también se emplean aceites naturales de maíz, almendra y coco que se obtienen de diversos proveedores.
Aparte de la fórmula natural de sus jabones, Elizabeth es innovadora con el diseño, pues entre sus jabones existen presentaciones en formas de tamalito, mazorcas, tortillas con tortillero incluido, mole en su cazuelita o amarantos. Incluso tiene una línea para niños que busca educar mediante el diseño de juguetes tradicionales como las tablitas, el trompo o el yoyo. Todo artesanal.
Quería crear una línea que rescatara parte de nuestra historia y que retomara productos de nuestro campo, así como convertir la hora del baño en una experiencia única.
“Además del maíz, hago uso de ingredientes como el tepezcohuite, árbol sagrado de los mayas y que auxilia en la cicatrización; o el nopal, bueno para piel grasa, y manejo cacao, miel y avena”.
Actualmente la emprendedora Elizabeth está investigando opciones para aprovechar el nejayote (agua con residuos de cal o ceniza que queda tras el proceso de nixtamalización) en el proceso de la saponificación.
“Mis productos forman parte de toda una cadena de producción. Se tuvo que sembrar el maíz, cuidarse, ser cosechado, dejarse secar y moler para convertirse en harina. Por nuestra parte participamos en la producción de los productos de belleza, su diseño y finalmente su comercialización, todo con el fin de compartir la grandeza de este cultivo mexicano”, concluye.
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